SUS OJOS

La vida se le iba agotando, se le escapaba silenciosa entre los dedos sin darle más oportunidades, sin concederle tregua alguna.

Sabía que él era el perdedor, que la suerte estaba echada y no había más partidas que jugar pero seguía luchando por arañar unos segundos a cada día, a cada atardecer.

Se negaba a iniciar el último viaje, a dejar esta vida sin volver a mirar unos ojos que un día se posaron en él, esos ojos por los que cada amanecer pedía un minuto más.

Salió a la calle, una fuerza extraña guiaba sus pasos. No sabia ni entendía hacia donde se dirigía pero estaba tranquilo, presentía que algo iba a ocurrir y se dejó llevar.

Sin darse cuenta llegó hasta el lugar donde la conoció, donde se había enamorado, donde ella le había hecho navegar por mares de sueños, de ilusiones, de felicidad.

Se detuvo, el corazón comenzo a latir tan fuerte que hasta temió que fuera escuchado. Y sin saber como allí estaba, delante de él mirándole timidamente y con una dulce sonrisa iluminando aún más su bello rostro.

Deseó besarla, confesar su callado amor pero no podía, no debía, no ya no, era demasiado tarde en el reloj de su vida.

La vió alejarse pero no sintió dolor, no habia tristeza, la calma invadia todo su cuerpo, ya podia iniciar su largo viaje,

Regresó a su casa con una gran sonrisa, apoyó la cabeza en la almohada, cerró los ojos y con esa mirada aún en su retina , se fue despacio, se fue feliz.


Gala