SIEMPRE TU

Le vio salir por la puerta como cada mañana antes de que el sol abriera sus brillantes ojos y se acurrucó en el hueco de la cama donde él habia estado, buscando su calor.

En su mejilla aún podía sentir el cálido beso de sus labios y el suave roce de sus tiernas caricias.
Se tocó la cara como queriendo volver a sentir su mano y deseó tenerle a su lado.

No, ya no era un hombre joven y su belleza iba quedándose por el camino pero aún conseguía que sus piernas temblaran al oírle llegar.

Seguramente se alejaría bastante de ser el mejor amante del mundo y de que sus manos no fueran tan ágiles como unos años atrás, pero seguian acariciando como quien acaricia un bello recuerdo, posándose suavemente sobre su cuerpo , recorriendo cada centimetro de ella, haciéndole vibrar.

Sus ojos ya no tenían el brillo de la primera cita, pero en ellos podía ver la serenidad del atardecer, el verdadero amor.

No podia evitar el llanto al recordar cuanto le amaba y solo deseó seguir navegando junto a él, esperando la llegada a su mejor y más tranquila playa.


Gala