OLVIDO

Caminaba siempre cabizbajo, callado, despacio, como un alma en busca de su cuerpo.

Había perdido la sonrisa y el brillo de unos ojos que iluminaban su cara cada vez que llegaba a casa y unos pequeñajos salían corriendo hacia él a rebuscar en sus bolsillos.

Había perdido la fuerza de sus brazos con los que al principio les acunaba y mas tarde aguantaban cualquier clase de juegos.

Había perdido la voz con la que tantas veces les había deleitado con dulces nanas, cuentos de piratas y mil historias que nunca tenían fin para seguir contemplado esas boquitas abiertas y ojos llenos de expectación.

Ya no oía esas risas, no había juegos , no había cuentos...

Cada paso que daba era una lágrima derramada por esos hijos que habían hecho de su vida una ansiada llegada de su muerte.

A su alrededor solo quedaban desaires, indiferencia, soledad.....vejez.

Gala